segunda-feira, 22 de outubro de 2012

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La misión Viking

 
 
 

A la izquierda podemos ver el orbitador (arriba) y el aterrizador Viking (abajo); a la derecha, la ilustración del aterrizaje. Crédito: NASA.

 
 

Más de 35 años después del primer aterrizaje exitoso en Marte, realizado por la sonda Viking de la NASA, la ambiciosa misión continúa suscitando orgullo y entusiasmo para la exploración espacial del futuro.

 

Las misiones a Marte Viking 1 y 2 de la NASA, cada una compuesta por un orbitador y un aterrizador, se convirtieron en las primeras sondas en obtener imágenes de alta resolución de la superficie marciana; caracterizar la estructura y composición de la atmósfera y superficie; y llevar a cabo pruebas biológicas en busca de vida en otro planeta.

 

Viking 1 fue lanzada el 20 de agosto de 1975 y llegó a Marte el 19 de junio de 1976. El 20 de julio de 1976, el aterrizador Viking 1 se separó del orbitador y se posó en Chryse Planitia. La Viking 2 fue lanzada el 9 de septiembre de 1975 y comenzó a orbitar Marte el 7 de agosto de 1976. El aterrizador Viking 2 tocó tierra en Utopia Planitia el 3 de septiembre de 1976.

 

Originalmente diseñada para funcionar durante 90 días, la sonda Viking continuó reuniendo datos durante más de seis años. Los aterrizadores acumularon 4.500 imágenes en primer plano de la superficie marciana. Los orbitadores que los acompañaban proporcionaron más de 50.000 imágenes, cartografiando el 97% del planeta.

 

Viking proporcionó las primeras mediciones de la atmósfera y superficie de Marte. Estas medidas aún están siendo analizadas e interpretadas. Los datos han sugerido que el Marte primitivo fue muy diferente del planeta actual. Viking realizó el primer ingreso, descenso y aterrizaje exitoso en Marte. Derivaciones del sistema de protección térmica de Viking han sido usadas en muchas misiones estadounidenses que han aterrizado en el Planeta Rojo, incluyendo a la Mars Pathfinder y los Rovers de Exploración de Marte, Spirit y Opportunity.

 

 

Fuente: NASA


Entre un 20% y un 80% de las supernovas pasan desapercibidas en los estudios ópticos - Cosmo Noticias

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Entre un 20% y un 80% de las supernovas pasan desapercibidas en los estudios ópticos

 

El oscurecimiento producido por el polvo impide que se detecte una de cada cinco supernovas en las galaxias cercanas y cuatro de cada cinco en galaxias distantes, según un nuevo estudio.

El par de galaxias en interacción Arp 299, que muestran una alta tasa de explosiones de supernova. Crédito: Observatorio Gemini/AURA y Ángel R. López-Sánchez.

Un grupo internacional de astrónomos, en el que participa Miguel Ángel Pérez-Torres, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), ha determinado que una de cada cinco supernovas que estallan en galaxias cercanas pasa desapercibida en los estudios ópticos, una tasa que aumenta hasta cuatro de cada cinco en el caso de las galaxias lejanas. El estudio, publicado en la revista The Astrophysical Journal, concuerda con la tasa de formación estelar que manejan los astrónomos y que había sido discutida en trabajos anteriores.

Las estrellas con más de ocho veces la masa del Sol, conocidas como estrellas masivas, son el componente fundamental de la luminosidad estelar global de las galaxias y constituyen una herramienta para comprender cómo y a qué ritmo se forman las estrellas. Sin embargo, su estudio se complica debido al oscurecimiento por el polvo de las regiones centrales de las galaxias, donde se concentra la natalidad estelar.

Una solución a este problema reside en el estudio de una de las últimas etapas de su vida: las explosiones de supernova. "El número de estrellas masivas que explotan en forma de supernova debe ser equivalente al de estrellas masivas que nacen", señalaba Seppo Mattila (Univ. Turku, Finlandia), primer autor del trabajo, durante la segunda reunión LIRG que tuvo lugar en Granada.

Así, el recuento del número de supernovas es un trazador de la tasa de formación de estrellas masivas y puede utilizarse incluso para determinar la tasa total de formación estelar. Una herramienta necesaria, porque hace algo más de un año se publicaba un estudio que sugería que la tasa de formación estelar a lo largo de la historia del Universo era aproximadamente la mitad de la teóricamente esperada.

"Con este trabajo demostramos que en realidad no hay un problema con la tasa de supernovas: cuando se tiene en cuenta el número de supernovas que no pueden detectarse debido a la enorme cantidad de polvo que existe en las regiones centrales de estas galaxias, los números casan muy bien con las predicciones teóricas", apunta Pérez-Torres.

Para determinar el porcentaje de supernovas 'perdidas', los astrónomos consideraron los escenarios donde se concentra la formación de estrellas: en el Universo cercano tiene lugar, sobre todo, en galaxias normales con alto contenido en polvo, mientras que en el Universo lejano se aglutina en un tipo de galaxias específico, las galaxias luminosas y ultraluminosas en el infrarrojo (conocidas como LIRG y ULIRG, por sus siglas en inglés). Así obtuvieron los porcentajes del 20% y del 80% de supernovas no observadas.

"Se trata de un resultado prometedor, pero necesitamos muestrear un mayor número de LIRG en el Universo local para mejorar la significancia estadística. Nuestro grupo del IAA lidera las observaciones con redes de radiointerferómetros de estas muestras de galaxias, y en radio no tenemos problemas de oscurecimiento. Estas observaciones han sido fundamentales para tener en cuenta cuántas supernovas no se ven –aunque sí explotan- en las LIRG", concluye el astrónomo.

Fuente: SINC


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